miércoles, 28 de febrero de 2018

Reto 52 Relatos: N° 5. La bestia del bosque azul

Relato de Fantasía épica, uno de mis géneros favoritos. La pared que me impidió seguir adelante en este reto, pero como siempre digo “los obstáculos nos hacen más fuertes”. Escribiré este relato de manera espontánea, mientras vayan avanzando las ideas irán tomando forma.

La Bestia del Bosque Azul


Hay una comunidad escondida en lo profundo del bosque azul, se le conoce como Dorado porque en primavera todos sus árboles florecen de amarillo. Su único valor para el reino, es ese momento que llena de entusiasmo a miles de turistas por ver el lugar. El resto del año el Dorado es una aldea simple, donde no se trabaja, sus habitantes son artistas o coleccionistas de plantas.

Les cuento lo tranquila que resulta ser la aldea, porque aunque parezca anormal es lo más normal. Y todo quedó destruido en cuestión de dos segundos. Anabell una muchacha que amaba contemplar la naturaleza presenció la devastación desde la cima de un árbol. Se quedó sola, en la más siniestra oscuridad de la noche, rodeada de escombros y naturaleza muerta. Anabell como todos los habitantes del Dorado jamás salían del bosque azul, por eso no les parezca extraño que para ella todo fuera nuevo. Cada detalle de su recorrido era como empezar de cero, un bebé que se mueve lentamente experimentando cada sensación, luchando por adaptarse y necesitando la protección de un adulto, una que no poseería.

La misión que la misma Anabell se encomendó fue lograr llegar al reino para comunicar la situación, pues por lo que había podido observar era una enfermedad que asolaba la tierra y poco a poco se expandía por todo el bosque. En cuestión de semanas el Dorado quedaría enterrado junto con la mayoría del bosque y todos sus habitantes y luego si tenían suerte en unos meses llegaría a la puerta del castillo y todo sería destruido. Lo que Anabell no sabía es que debajo del Dorado dormía una bestia que se había despertado por los terribles ruidos que se intensificaban cada año en las festividades de primavera.

Anabell siguió su rumbo, sin sentido y sin razón, como hoja que se la lleva el viento. Encontró nuevas especies de plantas de porte más bajo y con necesidad de sombra, también trepadoras y devoradoras de insectos, todo lo que veía la apasionaba. Pero a la vez sufrió grandes heridas, picaduras de insectos venenosos, serpientes, alucinaciones provocadas por hongos y plantas alucinógenas. En esos desvelos conoció enanos que le mostraron el camino y también ogros horribles de los que tuvo que huir, no me malinterpretes, Anabell era una mujer muy fuerte pero también muy inteligente. A veces es mejor huir de los enemigos que enfrentarlos, es la mejor estrategia para salir vencedor.

Cuando llegó al castillo era una mujer totalmente diferente, cada cicatriz estaba llena de belleza, cada musculo reflejaba experiencia, cada uno de sus ojos inspiraba inteligencia. Bien hubiera podido morir en el bosque sin pensar en todos los seres maravillosos que alguna vez había conocido en las fiestas. O podría haber sucumbido a la tentación de una vida en total libertad, en la ignorancia de unos días para luego desaparecer como todo lo demás, pero Anabell fue muy valiente. En el castillo la recibieron con honores y tomaron su noticia como extrema emergencia. Todas las labores se paralizaron y cada hombre se puso a disposición, para marchar y hacer frente a la amenaza. Aunque no supieran de qué se trataba, pues Anabell no se expresaba muy bien y le dijo al Rey que ella sería la guía, estratega y dirigente de toda la operación.

El Rey nombró a Anabell comandante de las fuerzas armadas, le prometió ser una princesa real y todo el bosque azul para ella, si lograba detener la amenaza. Para Anabell que había conocido la belleza que se escondía en el bosque, esa última recompensa era lo único que le interesaba. Por lo que dirigió a las tropas armadas en medio de lo que para ella era sagrado y sorprendente. Antes de llegar al Dorado, Anabell observaba un pequeño montículo de donde salía humo. Se puso a investigar y descubrió al dragón en una cueva subterránea. A simple vista se notaba que la bestia tenía sueño pero se encontraba fastidiado. Se reunió con el ejército, ordenó que todos hicieran silencio y cantaran al mismo tiempo una canción de cuna.

A la mayoría de los hombres eso le pareció la cosa más absurda, pero aun así lo hicieron, confiaban en la mujer que conocía la sabiduría de la naturaleza. Sin siquiera sospechar lo que hacían se dieron cuenta que la tierra se calmo. Anabell miro otra vez por la cueva y vio que el dragón dormía. Salió y ordeno a todos regresar en silencio absoluto. Cuando regresaron al castillo le dijo al Rey que la tierra necesitaba soledad y silencio por lo que ya nadie podía regresar al Dorado. El rey se relajo y comenzó a pensar en la nueva estrategia para salvar al pueblo de la banca rota mientras nombraba a Anabell líder supremo y guardiana del bosque.
Anabell volvió al bosque, sola pero feliz. Seguiría descubriendo las maravillas de la naturaleza, aprendiendo de cada planta nueva para sus ojos. Pero también vigilando al dragón, como un sacrificio que haría por la gente que murió en el Dorado, personas maravillosas a las que jamás podría contarle esta historia.

Marialy